Todo bosque modelo debe caracterizarse por seis atributos:
1.
Una asociación incluyente y dinámica en la cual las partes interesadas en los recursos naturales del área aprueban por consenso un proceso para definir el MFS en términos relevantes a escala local y trabajan en colaboración para lograrlo.
2.
Un compromiso con la gestión forestal sostenible.
3.
Un paisaje lo suficientemente grande como para que sea representativo de los diversos usos y valores forestales de una determinada área.
4.
Una estructura de gobierno representativa, participativa, transparente y responsable.
5.
Un programa de actividades que refleja las necesidades y valores de los asociados.
6.
Un compromiso con el intercambio de conocimiento, trabajando en red desde el nivel nacional hasta el internacional.
Ningún bosque modelo es idéntico. Algunos están en áreas poco pobladas donde la pobreza rural y el acceso a los recursos son asuntos prioritarios. Otros quizás se encuentren en áreas densamente pobladas donde los asuntos urbano-rurales como la calidad del agua, recreación y biodiversidad, tienen una función prominente en la ecuación del manejo forestal sustentable.